top of page

Hora de abrir el debate de la regla de género

El presente ensayo no pretende juzgar a los jugadores, ni al uso que estos hacen de la regla de género, es simplemente un muy breve análisis de los puntos fuertes y débiles de dicha normativa para abrir un debate sobre la dirección que el deporte debería tomar en el futuro.


La regla de género se creó principalmente con dos ideas en la cabeza: dar representación a todos los géneros y combatir la discriminación a la hora de realizar alineaciones sobre el campo de juego. Estas dos palabras son la clave absoluta de esta norma.


Es evidente que la representación que esta regla da a todos los géneros, su existencia y aquellos deportistas que se identifican con ella, son un paso adelante social inmenso para todos. Poder jugar en el campo manifestando con orgullo quién eres es algo que mucha gente no-cis no puede hacer en ningún otro ámbito de su vida.


Hablando de la lucha contra la discriminación, se intenta impedir que en un equipo de 7, se alineen 7 hombres cis que es quién, tradicionalmente, se considera más dotado para el deporte. Se podría debatir durante horas sobre por qué esto es así y si es justo o no, pero es innegable que esta discriminación hoy por hoy, existe.


Ahora bien…¿Cómo de compatibles son realmente estos dos objetivos? Para ello, introduciremos por primera vez en este documento la palabra sexo. ¿Cómo influye el sexo en los dos puntos anteriores? ¿El hecho de alinear o no a un atleta en el campo, en caso de no existir ninguna normativa, dependería de su género o de su sexo? Veamos un ejemplo con dos sencillos casos:


Si no existiera la regla de género: Una persona AMAB (Assigned Male At Birth /Asignado Masculino al nacer) tendría más facilidad para acceder a un puesto sobre el terreno de juego que una AFAB (Assigned Female At Birth /Asignado Femenino al nacer), por los motivos mencionados anteriormente. Este ejemplo no necesita mucho más desarrollo.


Con esta regla, ahora mismo se deben estudiar 4 casos. Una persona AMAB ya sabemos que tiene fácil jugar si se identifica con su género al nacer pero, si se identifica con uno diferente, la facilidad para entrar al campo aumenta. En cambio una persona AFAB, que ya de por si tiene difícil entrar al campo, si llegara a identificarse con el género masculino, tendría aún más dificultades para participar.Esto, sin contar además que en ocasiones ha habido presiones para que AFAB no muestren identificación con el género masculino para no perder el valioso recurso de un jugador no masculino. En definitiva, atletas AMAB tienen ventaja sobre AFAB sea cual sea el género con el que se identifiquen, lo que convierte la regla de género en otro privilegio para el sexo masculino. Un sexo puede expresar libremente su género y no sufrir consecuencias deportivas e incluso verse favorecido mientras que el otro no tiene tanta ventaja. ¿No es esto perpetuar la discriminación?


Es importante conservar la representación de todos los géneros de este deporte, pero no al precio de castigar o privilegiar a un sexo por encima del otro. Debe darse una vuelta a esta normativa con el fin de realmente lograr ese doble objetivo: evitar la discriminación, sin perder la representación actual. ¿Tal vez, mientras exista la preconcepción de que un cuerpo masculino es superior deportivamente a uno femenino, se deba adoptar una norma de sexo y conseguir por otra vía reconocer la identidad de género de cada cual?


Siguenos
  • Facebook icono social
  • Icono social de YouTube
  • Black Google+ Icon
Recientes
bottom of page