La Federación Deportiva Peruana y el viaje iniciático
- Julius Daneri
- 25 feb 2018
- 3 Min. de lectura

Un primero de Febrero del 2016 se creaba la Federación Deportiva Peruana de Quidditch (FDPQ) utilizando no por casualidad la palabra “Deportiva” en su nombre. La idea era principalmente diferenciarse del estilo caricaturezco con el que se había tratado el Quidditch antes estando plagado de referencias a Harry Potter y en la que se había convertido a la página de una “Federación” en fan page de una Saga con un control casi monárquico que impedía a los clubes poder dirigir su propio destino deportivo. Por ello la intención de esta nueva Federación era, además de profesionalizar el Quidditch, crear una estructura democrática que se ajustara a los stándares legales de una Federación legal en el Perú.
Como todo emprendimiento el inicio estuvo plagado de problemas tanto a niveles estructurales como de interrelación humana y es que condensar y conciliar ideas de personas con distintos caracteres y experiencias resulta complicado más aún cuando ninguna de ellas se había enfrentado al hecho de dirigir una asociación de Clubes deportivos. Es por ello que la historia siempre nos enseña que tras la independencia siempre un pueblo se enfrenta a guerras civiles y revoluciones, porque la libertad y autodeterminación pasa a convertirse de un derecho a una carga muy fácilmente.
Sin embargo, dos años después la FDPQ se ha convertido en una de las asociaciones de Quidditch con mayor proyección dentro de Latinoamérica. Basta con recordar que en estos dos años los miembros de esta Federación han logrado, entre otras cosas: Enseñar Quidditch en un colegio a través del Proyecto “Pukllay Quidditch” (“Juega Quidditch” en Quechua), empadronar a 21 Árbitros, participar en eventos con Editoriales, realizar campeonatos oficiales y de exhibición, viajar a provincias del país a realizar talleres y práctica deportiva, participar en un campeonato internacional con clubes deportivos y árbitros.
Y, sin embargo, fuera de los grandes logros descritos, el logro más complicado de obtener es la estabilidad. Efectivamente, la estabilidad de la Federación Deportiva Peruana de Quidditch no se define por el status de la estabilidad emocional, sentimental o siquiera económica de sus miembros, sino que se encuentra actualmente por encima de ellos como un valor superior.
Podríamos teorizar horas sobre por qué es tan complicado trabajar en unidad dentro de Latinoamérica cuando quien dirige no es alguien de nuestro gusto o incluso aprecio. Y tal vez la contraparte no dirigente acusaría que no es posible por la existencia del amiguismo, intento de control de poder, falta de veracidad, deslealtad entre otros, etc.
Lo cierto y sincero es que resulta fantasioso decir que esas características están ya extirpadas de la FDPQ, por la simple razón de que son características humanas y que no existe estructura legal (privada o estatal) en la historia que haya logrado eliminarlas por completo.
Pero sería también mezquino no reconocer que gran parte del logro que significa que los peruanos hayan logrado sobreponerse a dichos problemas y crear una idea de trabajo que esté por encima de las personas que ocupan los cargos, es debido al trabajo realizado por su Presidenta América Sedano. Quien con errores y aciertos, en suma ha permitido elevar la institución por encima de los posibles problemas de sus integrantes y aislarla de cualquier confrontación.
Lograr que, más allá de las diferencias, problemas y conflictos (que es imposible eliminarlos), se mantenga un plan de trabajo y una visión de futuro que resulten ser más importantes incluso que cualquiera de sus miembros.
Existe aún mucho por hacer y mucho por mejorar. Ciertamente nuestra Federación se encuentra aún lejos de ser un modelo, pero se encuentra mucho más lejos de ser un problema. Está precisamente en los primeros pasos de su camino iniciático y es responsabilidad de sus miembros, los clubes, adaptarse a la realidad y los problemas a los que se enfrentarán en adelante. Es deber de la propia Federación tomar conciencia y realidad de su propia posición en Latinoamérica y será la conclusión de ese camino quien la posicionará como líder o seguidora en el Quidditch latinoamericano.
Por ahora, reiteramos que ha logrado algo que pocas asociaciones tan jóvenes y con varios clubes miembros ha logrado: El convencimiento de la necesidad de un trabajo comunal hacia el futuro más allá de las diferencias personales y la efectivización de esa idea en la realidad. Y dentro de un subcontinente tan acostumbrado a quemar la pradera ante la primera diferencia de ideas, el que se haya aprendido y logrado trabajar juntos ya vale un Perú.
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